Tu voz es una señal de alerta, un indicador de algo diferente. Dependiendo de quién esté cerca, tu manera de hablar cambia. Actúas como una madre salvadora, una santa para los demás, la heroína siempre lista para socorrer. Pero cuando la escena queda vacía y nadie te observa, tu máscara se resquebraja y revelas la verdadera malicia. Malicia que se asoma en cualquier rincón, en cualquier gesto, en cualquier palabra. Tu sonrisa se vuelve una mueca, tu abrazo una trampa, y tus ojos, que antes brillaban con falsa compasión, ahora relucen con una crueldad que hiela la sangre. ¿Es más fácil vestirse de santa y no de madre? ¿Es más cómodo esconderse detrás de una fachada de bondad y no asumir el papel de quien realmente eres? Cada vez que pronuncias mi nombre, un escalofrío recorre mi espalda. "Miguel, Migueeel, Miguel...". "Te estoy hablando, Miguel, Migueeel, Miguel...". Tu voz es un veneno que me desregula, un recordatorio de tu control sobre mí. ¿Por qué me hablas así?
Hola, soy Migue. Me llaman "Rulos". Soy autista♾️. No concibo escribir por mero entretenimiento, sino por la necesidad de descubrirme a mí mismo y también ayudar a los demás a que hagan lo mismo. Lo que escribo tiene que tener un sentido, una moraleja, una lección, aunque sea la carencia del mismo al final del viaje de la lectura y de la escritura. Pretendo ser un escritor multifacético. Si nunca me has leído, estás en el blog ideal, te va a gustar. Gracias 🫂 y ¡Bienvenido!