1. La empatía es mi superpoder, pero también mi vulnerabilidad. Me permite conectarme profundamente con los demás y entender sus emociones, pero a veces puede afectarme demasiado, dejándome emocionalmente expuesto.
2. Me perturba presenciar el florecer del afecto ante mis ojos, y aún más cuando observo a padres bañados en ternura. Reconozco que en mi interior anhela eso, ya que no he tenido la oportunidad de experimentar esa muestra de cariño y manifestación de amor.
3. A menudo me siento como un intruso en un mundo que no termino de comprender completamente.
4. Soy el “extranjero” en cualquier sociedad.
Deseo encontrar un lugar donde me sienta parte y no sentirme siempre el “extranjero”.
4. El ruido puede abrumarme fácilmente, pero al mismo tiempo, encuentro consuelo en todo lo que vibra.
5. El lavarropas que tenemos en casa cuenta con aletas que se mueven alternadamente en ambos sentidos para agitar la ropa. Personalmente, disfruto mucho lavar la ropa, ya que me encanta sentir la vibración que produce el lavarropas y concentro toda mi atención en el relajante sonido del agua. En ocasiones, cuando me siento abrumado por la sobrecarga de estímulos externos, encuentro alivio al acercarme directamente al lavarropas, utilizando su vibración y sonido para regular mis emociones de forma discreta y sutil.
6. Otras ocasiones en las que encuentro maneras discretas y sutiles de autorregularme son mientras viajo en transporte público. Mi mente tiende a tejer un complejo entramado de pensamientos y mi percepción se vuelve aguda a todo lo que me rodea. En particular, el sonido que más me perturba es el pitido que suena al abrir las puertas del tren. Intento brindar información a mi cerebro sobre lo que me causa dolor e incomodidad, enfocándome en otros sonidos como el ruido de las turbinas del aire acondicionado en el tren o en el colectivo, que vibra (me gusta estar cerca de la ventana. Si estoy parado, me debo concentrar aún más) y me ayuda a distraerme y encontrar una sensación de calma.
7. A menudo siento que mi mente funciona en una frecuencia distinta a la mayoría de las personas que me rodean. Mi forma de procesar la información y de relacionarme con el mundo puede parecer extraña o incomprensible para algunos.
8. A menudo siento que las personas no comprenden mis dificultades sensoriales y piensan que exagero o busco atención cuando me siento abrumado por sonidos, luces o texturas.
9. A veces me encuentro inmerso en un torbellino de emociones y estímulos sensoriales que me abruman por completo. Es como si estuviera atrapado en una jaula invisible, incapaz de escapar o comunicar eficazmente lo que estoy experimentando.
10. A pesar de que valoro mi independencia, a veces me agoto y abrumo con la necesidad de ser "normal" en la sociedad en general. A veces simplemente deseo ser aceptado tal como soy, sin tener que esforzarme tanto.
–Miguel Quintana.
¡Un abrazo!
Y hasta la próxima!
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