[ ... Dedico este texto a esa aniñada, sensible, y corajuda personita, que es justa con su entorno y consigo misma, a mi hermana, a mi melliza … ]
Fuimos unidos por el amor y el afecto, no por nuestros progenitores, sino por la ley cósmica. Así lo quiso Dios, unirnos a ambos para enseñarnos que en esta vida tendríamos diferentes oportunidades, capacidades y que no enfrentaríamos las mismas dificultades.
Mi hermana nació primero. Eligió nacer libremente, mientras que yo me resistí a hacerlo. Nos tocó compartir el vientre, nadando y flotando, y eso no fue ninguna novedad. A veces, especialmente al final, cuando todo apretaba y era incómodo, me preguntaba cómo sería el mundo afuera. No tenía muchas expectativas, pero algo en mí me decía que había algo más allá de ese espacio limitado donde pasamos nueve meses juntos.
Nuestra primera lucha fue sobrevivir juntos. Al principio no fue fácil. Yo, todo alborotado e inquieto, me negaba a hacerlo.
Y así, nacimos en posición podálica. Pasamos largos meses nadando y flotando hasta que finalmente, el 18 de agosto de 1997, en una luna llena, salimos juntos del vientre que compartíamos.
Al fin llegó el día en que decidí salir al mundo. Fue un momento difícil para mi madre, pero para mí fue un alivio. Sin embargo, pronto me di cuenta de que el mundo exterior no era como lo imaginaba. Los sonidos, los colores, las personas, todo era abrumadoramente intenso y desconocido.
Ella, mi hermana, fue más inteligente.
Mi hermana aprendió a caminar y hablar más rápido. Podía hacer amigos fácilmente, no le costaba expresarse y siempre estaba al frente. Incluso cuando caminábamos, ella siempre se adelantaba y luego decidía si seguía o no. Ella siempre es la más mencionada cuando se trata de logros, mientras yo soy un misterio. Sin embargo, nunca he sentido rencor hacia ella. Pero debo admitir que conllevo el dolor del desprecio y la indiferencia, y esa pieza faltante en mi corazón, el amor y la confianza. Esto me ha hecho sentir débil, incapaz, diminuto, frágil, un chico que reprimió todas sus emociones y tuvo dificultades en el habla durante gran parte de su infancia. Esto, en definitiva, me ha traído muchas dificultades a lo largo de mi vida.
HERMANA
Hermana, este texto te lo dedico a vos, que vives sacando fotos todo el día y observando todo con alegría. Vives entregándote al máximo cada hora, siempre agradeciendo a la vida por estar viva, regalando sonrisas incluso cuando te sientes destrozada y estresada. Ofreces tu ayuda sin esperar nada a cambio, “no eres prejuiciosa” y lo más hermoso de vos es que valoras a los demás sin importar su apariencia o estereotipos sociales. Eres sensible aunque digas que no. Eres atenta, ingenua, inteligente, valiente, metida y, sobre todo, mujer. Eres mi melliza.
Lamento profundamente la falta de confianza entre nosotros, nuestras diferencias parecen separarnos de una manera inexplicable. Siento también haber causado daño en múltiples ocasiones, pero te aseguro que yo también he sentido mucho dolor cuando me menospreciaban y me ignoraban. Siempre he deseado poder poseer tus cualidades, pero esto ha generado una gran frustración y un profundo desamor hacia la vida. He anhelado tanto escapar de todo esto y odiaba saber que todo me iba mal. Llegué a creer que el desprecio era algo que merecía y que, tal vez, vos eras protegida por ser la única mujer en la familia. En momentos en los que me he sentido desamparado, sentí un gran temor y no supe a quién recurrir. Incluso, me daba cierta inquietud compartir mis problemas contigo porque siempre me he sentido como un problema. Todo lo que quería era tener tus cualidades y comprender que la vida no fuera tan complicada.
A pesar de que nuestras diferencias nos separan, mi amor hacia vos siempre ha sido genuino. Lamento no poder acercarme más en este momento. Mi cuerpo y mente han llegado a su límite. El dolor que experimento es tan grande que he tomado la decisión de navegar por este mundo confuso e incomprensible en soledad. He pasado mucho tiempo creciendo apartado de todo y también deseo encontrar mi lugar en este vasto universo. Quiero que entiendas que no tienes ninguna responsabilidad en esto. Lo siento profundamente.
Migue, tu mellizo.
Comentarios
Publicar un comentario